Esperanza para las relaciones problemáticas y cargadas de conflictos. De repente tu mejor amigo se comporta frío y distante. Tu cónyuge no para de quejarse de tus malos hábitos. Tus hijos se niegan a hablar contigo. ¿Qué se supone que debes hacer? Los planes A, B y C pueden ser: terminar, arremeter o evadir. Pero considera el plan D: reconocer que Dios tiene la última palabra sobre esas relaciones desordenadas y llenas de conflictos. Él puede usar esas relaciones para convertirnos en alguien capaz de dar y recibir amor, con Dios y con los demás. ¿Imposible? ¿Idealista? No precisamente. En Diseñados para no estar solos, Paul Tripp y Tim Lane nos muestran cómo lo hace Dios y cómo puede pasar en nosotros. Nos ayudan a abordar los problemas persistentes que afectan a muchas relaciones personales. Tratan los problemas más profundos que impulsan nuestras reacciones, elecciones y comportamientos; y nos muestran cómo Dios interviene para ayudarnos a construir relaciones según sus propósitos.