Ezequiel es, junto con Isaías, Jeremías y Daniel, uno de los cuatro profetas “mayores” de la tradición bíblica. Era sacerdote de Jerusalén y en el año 597 a.C. y antes de la destrucción del templo fue desterrado a Babilonia, donde recibió la llamada de Dios.
El libro aparece como un compendio y clave de la revelación israelita, donde resuenan y se vinculan los motivos de la creación primera y de la recreación final. Comprende desde del éxodo de Egipto y de la revelación de la Ley, con la instauración del templo y su destrucción por causa del pecado del pueblo, desembocando finalmente en la renovación del Pacto y la revelación final del Templo de la salvación, tras el juicio de Dios, como victoria de su santidad sobre los pecados de Israel y del mundo entero.