Las iglesias están llenas de diferencias. Esas diferencias pueden tener su raíz en la cultura, la personalidad o incluso el estilo musical. En los últimos años, las diferencias sobre cuestiones políticas y sociales han desgastado la unidad de muchas iglesias. Entonces, para que una iglesia este centrada solamente en Cristo, debemos trabajar en la unidad, y a veces esto requiere construir amistades genuinas que superen todas nuestras diferencias. ¿Cómo podemos manejar esas relaciones? ¿Podemos realmente amar a las personas de la iglesia que a veces nos vuelven locos?